De la capacidad a la habilidad

No es lo mismo tener capacidad para realizar algo, que tener habilidad. La habilidad implica poder emplear la capacidad en el momento que se quiera, y tener un control sobre ella para producir el resultado deseado. Por ejemplo, si hablamos de capacidad atencional, una cosa es que la tengamos, es decir, que el deportista sea capaz de prestar atención, y otra, que maneje esta capacidad en función de las demandas de la situación y que sepa modularla (atención interna o externa, focal o general). Podemos decir, que el dominio de la capacidad es la habilidad.

¿Qué le ocurre al deportista durante el desarrollo de la habilidad?

1. Al principio, cuando el deportista ejecuta una tarea de manera diferente, es muy probable que no vea resultados.

2. Hay un momento en el que el aprendizaje empieza a dar frutos, y se da cuenta de que con muy pocos cambios en la manera de actuación, consigue buenas respuestas. 

3. Sin embargo, pueden aparecer dudas, si el deportista no está mentalizado de la relación existente entre la práctica de las habilidades psicológicas y la mejora de su rendimiento. 

4. Superada esta duda, el deportista es consciente de que para mejorar debe trabajar tanto los aspectos físicos como los mentales. Y ve que las estrategias en habilidades psicológicas que le ofrecemos, si las practica, le harán conseguir sus objetivos de manera más rápida y acertada. 

¿Y cómo convertimos la capacidad en habilidad?

En primer lugar, es conveniente potenciar la autopercepción (ser conscientes de que tenemos una habilidad concreta y evaluar los niveles de control).

Después, buscamos el aprendizaje y/o consolidación de las habilidades, primero realizando ejercicios genéricos, y después mediante específicos. 

Y por último, aplicamos la habilidad para la mejora del ejercicio en el deporte específico. Es decir, se realiza la actividad deportiva, controlando la habilidad entrenada.

Además, tenemos que tener en cuenta que:

  • No solo podemos desarrollar capacidades innatas, sino también las no innatas. Incluso podemos trabajar sobre las capacidades cuando sufren alguna anomalía con el objetivo de devolver a la persona a unos niveles óptimos, en relación con una población de características similares.
  • El principio de eficiencia: cuando desarrollamos una habilidad buscamos la consecución de los objetivos definidos de la manera más rápida y económica posible.
  • Existe multidisciplinaridad, ya que se diseñan ejercicios tanto para la mejora del aparato motor, como para el aspecto más sensorial y cognitivo.

¿ Te conformas con tener la capacidad de hacer algo o además quieres desarrollar la habilidad? Ya sabes que no es lo mismo.


Weinberg R., Goul D. (2010). Fundamentos de psicología del deporte y del ejercicio físico, Madrid. Editorial Médica Panamericana, 4ª edición.

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