Empezaremos aclarando el origen de la palabra «educar». Educar se deriva de las raíces latinas educare y educere, y es fundamental conocer el uso que se le daba a cada una de ellas, para comprender el kit del asunto:
- Educare: hace referencia a la educación formal (instruir, formar, poner, guiar) donde al alumno no se le deja mucho margen para la iniciativa y desarrollo personal, al menos no es el objetivo.
- Educere: hace referencia a la educación como tal, y aquí el profesor se centra en extraer ideas al alumno, le da su espacio para el descubrimiento y el crecimiento, poniendo el foco en su desarrollo como persona y en la relación con los demás.

Y ahora sí, vamos a intentar resolver la pregunta con la que empezábamos ¿Los entrenadores/as deben formar (educare) o educar (educere)?
En este aspecto, como en tantos otros, hay variedad de opiniones. Podemos encontrar entrenadores/as que se dedican a formar, es decir, enseñan la técnica y táctica a sus deportistas y, una vez terminan el entrenamiento o su jornada de trabajo, desconectan, puesto que consideran que ya han cumplido su función.
Y hay otros, a los que no solo les preocupa la formación, sino que también se ocupan de la educación. Son aquellos a los que les importa el desarrollo, tanto deportivo, como personal de los deportistas y que, bien a nivel individual o de equipo, cuando algo va mal, como por ejemplo, cuando observan problemas relacionales, o falta de conductas de compromiso o respeto, etc. se preocupan y ocupan de enseñar el camino hacía la conducta adecuada, lo que llamamos educación. Son entrenadores/as que no se conforman con transmitir conocimiento, sino que además les preocupa el desarrollo personal del deportista.
Ambos tipos de profesionales están en su derecho de formar, de educar o de ambas; creo que depende del grado de implicación que el entrenador/a tenga y de que sepa cómo hacerlo. Lo importante es que los deportistas más pequeños, no se queden sin recibir esa educación, ya sea en casa, en el colegio o durante su actividad deportiva, ya que la formación por sí sola no es suficiente, cuando buscamos desarrollar personas bien educadas.
«La educación, consecuencia de la interacción con los demás». ¿Lo compartes?