¿Y si nos pre(ocupamos) de conocer a la persona?

En muchos deportes, como ocurre en el fútbol, en estos momentos los equipos están en pretemporada, lo que significa que están calentando motores para, tras la vacaciones de verano, recuperar la forma. Sin embargo, no es lo único que tienen que recuperar, ya que en la mayoría de los equipos hay muchas o varias caras nuevas (jugadores/as, entrenadores/as…), lo que obliga a volver a engrasar todas las piezas para que la máquina (el equipo) vuelva a funcionar a su máximo rendimiento.

Para ello, entre otras cosas, se trabaja la cohesión del equipo, donde se fomentan las interacciones entre los deportistas para que se conozcan mejor y trabajen de manera conjunta; que sean conscientes de que se necesitan unos a otros.

Es importante conocer y mejorar la dinámica del equipo, pero yo no me quedaría ahí; me gustaría resaltar la importancia que tiene que, como entrenadores/as, nos pre(ocupamos) por conocer a las personas que forman parte de nuestros equipos, por conocerlas de verdad. Desde ese conocimiento más profundo, el entrenador tendrá más información para poder actuar e influir en el funcionamiento del deportista, conocerá desde el tipo de reforzadores que funcionan con cada jugador y estilo de comunicación, hasta podrá identificar cuando se encuentra mal y tendrá herramientas para poder ayudarle. Se trata de aplicar una perspectiva integral del liderazgo, en la que el/la entrenador/a tiene que cuidar tanto los aspectos deportivos como los humanos de sus jugadores.

Nos enfrentamos a una realidad, y es que la parte deportista y la personal, son únicas e indivisibles. Por ejemplo, si el/la jugador/a lleva una vida sana y equilibrada fuera y dentro del terreno de juego, se encuentra satisfecho en el área personal y en la deportiva, encontrará su plenitud para dar lo mejor de sí.

En este sentido, algunos clubes entienden al jugador no solo como una parte más del equipo, sino como un proyecto en sí mismo, poniendo el foco en él, analizando sus fortalezas, debilidades, frenos, etc., y desarrollando un proyecto deportivo para cada jugador, integrado dentro de la dinámica y necesidades del equipo y del club.

Desde esta perspectiva integral del jugador, consideramos al deportista como una unidad funcional (emocional, cognitiva, social, fisiológica y comportamental) que necesita de una atención y un entrenamiento global para obtener su máximo rendimiento (áreas física, técnica, táctica y psicológica), así como el cuidado y mejora del bienestar del mismo.

Para terminar, haré referencia al término «entrenamiento invisible» que se refiere al entrenamiento-formación que se dan fuera del propio entrenamiento y la competición (como los hábitos alimenticios, el descanso…) pero que afectan directamente al rendimiento, y que por lo tanto, también tienen que se parte de la pre(ocupación).

Marcelo Roffé y Santiago Rivera (2018).Entrenamiento mental en el fútbol moderno. FutbolDlibro.

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