¿Qué puede ayudar ante una ruptura de pareja?

La forma en que vivimos una ruptura de pareja depende de muchos factores, como de quien haya tomado la decisión, el motivo de la ruptura, el grado de dependencia y/o la fortaleza del vínculo que teníamos con esa persona, la medida en que estábamos cultivando el resto de áreas personales (ámbito profesional, relaciones sociales, ocio, otros proyectos…) o si, la relación sentimental ocupaba la mayor parte de nuestro tiempo e ilusiones. A pesar de esas posibles diferencias, terminar una relación suele ser un momento duro en la vida de quien lo está viviendo.

Por ello, a continuación, os propongo descubrir algunos aspectos que nos pueden ayudar a afrontar una ruptura sentimental, sabiendo que no hay fórmulas mágicas y que será normal que experimentemos dolor.

¿Qué me puede ayudar a superar una ruptura sentimental?

  • Validar las emociones que sientes. Permítete experimentar las emociones que vayan apareciendo: ansiedad, miedo, ira, rabia, tristeza, frustración… Si en lugar de luchar contra ellas o intentar controlarlas, las escuchas y validas verás como cambian de intensidad; no van a estar contigo para siempre. Por ejemplo, la tristeza es una emoción que solemos experimentar cuando tenemos algún tipo de pérdida, desde un proyecto que no sale adelante, hasta la pérdida de un familiar, o cuando se termina una relación. Esta emoción tiene su función: aparece para que podamos expresar el dolor que sentimos y nos ayuda a asimilar lo que ha supuesto el fin de la relación y las implicaciones que tiene en nuestra vida. Nos ayuda a entender y aceptar la ruptura. Además, si nos permitimos compartir la tristeza con otras personas, seguramente nos llegará el apoyo que necesitamos.
  • Identificar qué necesitas y proporciónatelo. Descubre qué necesitas para acompañarte o cuidarte con cada emoción. No evites el dolor. A veces para evitar ciertas emociones que nos resultan desagradables, hacemos cosas que nos perjudican. Busca la forma de canalizar la tristeza de una manera sana. Y recuerda que es una emoción necesaria para tu avance.
  • Atiende tu cuerpo. Cada vez somos más conscientes de lo importante que es el cuidado emocional, pero el cuidado emocional no solo incluye la mente, también es necesario que cuidemos el cuerpo. Nuestra mente y cuerpo no existen como entidades separadas, son un todo, forman parte de lo mismo. Cuando pasamos por momentos difíciles nuestro cuerpo también experimenta dolor. Por ello, cuidar nuestro cuerpo puede ayudarnos a procesar el dolor y sentirnos mejor. Toma conciencia de tu cuerpo e identifica qué necesita; actividades como el yoga, el ejercicio físico, la respiración consciente o seguir una alimentación saludable, pueden ayudarte a sanar.
  • Aceptar que vienen cambios. Identifica si tienes miedo al cambio; es una emoción más y se puede aprender a gestionarla. Pon tu energía en aspectos que creas que te van a ayudar a adaptarte a tu nueva situación, como construir o fortalecer tu red social.
  • Encontrar nuevas cosas y personas hacía las que dirigir la energía, tiempo y amor que dirigías a tu pareja. Cuando se acaba una relación es normal que se experimente cierta sensación de vacío, ya que hay una parte de tu tiempo, amor e ilusiones que se quedan en el aire. Por ello, encontrar otros aspectos o proyectos significativos en los que volcar tu energía, tiempo y amor, te puede ayudar. ¡Ojo, no significa llenarte la agenda de actividades para ocupar tu mente!
  • Permítete conectar con el presente. Necesitamos conectar con el dolor y reflexionar sobre lo que ha ocurrido, pero también es necesario que conectemos con el presente. Permítete, aunque sea a ratos, centrarte en las actividades y relaciones de tu día a día.
  • Practica la paciencia. Como hemos visto, la ruptura de una apareja puede implicar cambios en algunos aspectos de nuestra vida. Es normal que tu mente necesite tiempo para asumir todos los cambios. Reducir la comunicación con esa persona, especialmente al principio, puede facilitar el cambio, aunque no es fácil y requiere tiempo.

Las rupturas no tienen por qué ser traumáticas, forman parte del ciclo natural de una pareja o una familia. Si se te está haciendo cuesta arriba, quizás acudir a terapia o participar en grupos de apoyo, pueda ayudarte a transitar este momento de tu vida.

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