Cuando pensaba en escribir este post se me ocurrían dos títulos: ¿Cómo adquirir hábitos? El título que finalmente he escogido, y: ¿Cómo comprometernos con lo que nos importa y no dejarlo para después (o para nunca)? Que finalmente descarté por ser demasiado largo, aunque ilustra muy bien el objetivo de este artículo. Aclarado esto, ¡vamos a ello!
Hay determinados hábitos que sabemos que nos van a hacer bien, pero que no nos comprometemos con ellos, y solemos decir que nos falta fuerza de voluntad. Por ejemplo, comer saludable, hacer ejercicio, dejar de fumar… En estos casos, el tener o no tener fuerza de voluntad se convierte en la excusa perfecta en la que escudarnos ¿te suena?
El caso es que hablar de fuerza de voluntad no nos ayuda. En primer lugar, porque es muy poco específico, es decir, nos aporta poca información sobre las verdaderas razones que hay detrás de no hacer algo. Sumado a que no hay ninguna base científica que haya reconocido que existe la fuerza de voluntad como tal, ni que las personas tengamos diferentes niveles de ésta. Por ello, cuando hablamos de fuerza de voluntad, más allá de servirnos de excusa, no nos va a ayudar a conseguir lo que queremos.
Entonces, si lo que falla cuando quiero hacer algo y lo voy posponiendo no es la fuerza de voluntad, ¿de qué se trata?
A continuación te voy a proponer algunos aspectos que pueden estar influyendo en que no adquiramos un hábito. Quizás, en la respuesta a las siguientes cuestiones encuentres alguna pista de lo que te puede estar pasando:
- ¿Es realmente importante para ti? A veces nos proponemos hacer cosas porque «se supone que es lo que debemos hacer» o porque «está bien visto» o porque «nos han dicho que nos vendrá bien…» Sin embargo, si no estamos convencidos nosotros mismos de que nos hará bien, de poco sirve. Lo primero es que revisemos nuestros propios motivos y si es coherente con nuestros valores. De lo contrario, es mejor quitarlo de la lista, ya que nos podría estar restando energía para realizar algo que realmente nos importe.
- ¿Tienes los recursos necesarios para hacerlo? Es importante que podamos revisar si a nivel personal y material tenemos lo que necesitamos. Por ejemplo, a lo mejor queremos comer sano, pero no tenemos muy claro en qué consiste, qué alimentos y cantidades deberíamos comer para tener el aporte de nutrientes necesarios. Te animo a que revises si te falta algo, o si ya estás en disposición de dar el primer paso.
- ¿Confías en que puedes conseguirlo? Otras veces, aunque tengamos el conocimiento y los recursos necesarios, nos falta confianza y seguridad en nosotros mismos para afrontar esa tarea. Si este fuera el caso, tienes que saber que la confianza en uno mismo se puede trabajar y mejorar.
- ¿Te has puesto objetivos asequibles? En muchas ocasiones queremos pasar de no hacer nada a hacerlo todo. Por ejemplo, de no hacer ejercicio, a hacerlo casi todo los días, de no leer, a leer una hora al día… El problema es que los objetivos demasiado ambiciosos nos pueden generar ansiedad y bloquearnos. Es más fácil adquirir hábitos si empezamos por objetivos sencillos.
- ¿Hay alguna emoción que te esté bloqueando? En relación a lo que señalaba en el punto anterior, hay emociones como la ansiedad, el miedo, la vergüenza… que pueden estar dificultando que empecemos o continuemos con aquello que es importante para nosotros. Si este es el caso, tienes que saber que las emociones, son solo eso, emociones, que van y vienen y podemos aprender a gestionarlas.
- ¿Está equilibrado el esfuerzo y los beneficios? Para establecer compromiso con algo es importante que nuestro esfuerzo no supere a los beneficios que obtenemos, porque de ser así, nuestro compromiso se puede tambalear. Cuando notemos que nuestro compromiso disminuye lo que podemos hacer, en lugar de abandonar, es ver si podemos ajustar un poquito el esfuerzo para que sea igual o menor a los beneficios que estamos teniendo y que el esfuerzo nos siga compensando. También puede ocurrir que no estemos siendo conscientes de todos los beneficios (lo explico en el siguiente punto).
- ¿Busco resultados demasiado rápido? A veces nos desmotivamos porque los resultados que buscamos no aparecen. Por ejemplo, hay personas que empiezan a hacer actividad física para bajar de peso y si ven que no adelgazan, vuelven al sedentarismo. En este caso, tenemos que plantearnos la pérdida de peso como una consecuencia a medio/largo plazo del cambio de hábitos. Y valorar el resto de beneficios que trae la actividad física, como las sensaciones corporales (te puedes sentir más fuerte y ágil), el bienestar emocional, la confianza en uno mismo que voy ganando, etc.
- ¿Tengo energía suficiente? La energía que tenemos es limitada. A veces la empleamos en otras cosas menos importantes y cuando queremos ponernos con esa actividad que tenemos pendiente y que nos importa, ya no nos queda. Es importante que nos organicemos en función de nuestras prioridades.
En definitiva, el hábito es algo que se construye poco a poco, según vamos ganando confianza. Por ello, es importante que los primeros objetivos a alcanzar sean asequibles. Además, va a ser fundamental que el hábito que nos propongamos sea coherente con nuestros valores y que podamos ir revisando nuestro compromiso con él para ajustar el esfuerzo cuando sea necesario, y así evitar tirar la toalla.
