El sol y la luna forman parte del alma y del logo de Psicología María Hernández, pues reflejan la esencia y valores de la terapia que realizo. También, reflejan la parte más espiritual. A continuación os comparto el simbolismo que tienen para mi:
El sol, la luz de cada persona
El sol simboliza la energía que posee cada persona para sí misma y para conectar con las demás. El sol irradia esa luz que cuando las nubes se apartan, nos va guiando y nos permite ver la vida con más claridad y belleza.
El sol es la estrella que permite el crecimiento, el desarrollo de la vida, la esperanza... Y el movimiento que realiza desde el amanecer hasta que anochece, representa la vida en sí misma: el nacimiento, la vida y la muerte.
El sol está universalmente presente e influye en todas las culturas y formas de vida, representa esa energía que nos une a todas, que aunque es invisible a los ojos, podemos sentirla.
En definitiva, el sol refleja la vitalidad, la fuerza y el alma que hay en cada persona.
La luna, los ciclos
La luna se relaciona con lo femenino. Nos ayuda a entender los ciclos por los que pasamos. Las mujeres a través del ciclo menstrual transita por las diferentes fases lunares (nueva, creciente, llena y menguante). De hecho, antiguamente se explicaba a las niñas el funcionamiento de su cuerpo y de la menstruación, a través del vínculo con la luna y la naturaleza. Las mujeres experimentamos cambios emocionales y en nuestros niveles de energía a lo largo de nuestro ciclo en función de la fase en la que estamos (pre-ovulación, ovulación, pre-menstruación, menstruación), y también coincide la duración, de 28 días aproximadamente.
La dualidad, el y sol y la luna
El sol y la luna juntos representan la dualidad para muchas culturas y tradiciones. Sabemos que los opuestos se complementan y no son excluyentes, aunque a veces nos parezca lo contrario. De hecho, ser capaces de sostener deseos aparentemente opuestos es una parte fundamental de cualquier proceso terapéutico. Esto implica poder escuchar la voz que nos dice que nos vinculemos, ya sea con una persona o con un proyecto, y la voz que nos dice que nos apartemos, que no nos comprometamos. Ambas forman parte de nosotras.
También encontramos la dualidad en nuestras emociones, si las observamos comprobaremos como oscilan de la tristeza a la alegría, de la soledad al sentirse acompañada, de sentirnos enérgicas a cansadas... En definitiva, vivir implica ambas partes y para poder llegar al equilibrio necesitamos experimentar esa dualidad. Por ejemplo, para poder disfrutar de la soledad, necesitamos sabernos acompañadas, para tener verdaderas ganas de dormir o descansar, también necesitamos haber tenido un mínimo de actividad. En definitiva, necesitamos los opuestos para poder alcanzar el punto intermedio, por ejemplo el gris lo hacemos gracias al blanco y al negro... Y así, podríamos continuar con muchos ejemplos.
¿Hay algún símbolo que sea importante para ti? Te leo en comentarios :).
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