Nuestra personalidad se construye como un edificio
Nuestra personalidad se va construyendo conforme crecemos, con los cuidados que recibimos, y con las experiencias y aprendizajes que atesoramos. Si seguimos la metáfora del "edificio de la personalidad", propuesta por Anamar Orihuela en su libro "Transforma las heridas de la infancia", nuestra personalidad estaría formada por un conjunto de "pisos". Y, al igual que los cimientos del edificio son determinantes para que tenga una estructura consistente y segura, con nuestra personalidad ocurre algo similar, las primeras etapas de desarrollo son fundamentales para en la adultez tener una estructura de personalidad sana.