La teoría polivagal, propuesta por el neurocientífico Stephen Porges, es una forma de entender cómo nuestro cuerpo y cerebro responden al estrés, las emociones y las interacciones sociales. A través de esta teoría, descubrimos que nuestro sistema nervioso no solo responde a las amenazas de manera física (como cuando estamos a punto de pelear o huir), sino también a nivel emocional, afectando cómo nos sentimos y nos relacionamos con los demás.
Una de las metáforas más útiles para explicar esto es la “escalera polivagal”. Conocerla, puede ayudarte a entender cómo tu sistema nervioso se activa de diferentes maneras dependiendo de lo que estás viviendo o percibiendo en un momento dado, y por lo tanto, te da la oportunidad de modularlo.
El Sistema Nervioso Autónomo (SNA)
Primero, tenemos que saber que el SNA se divide en dos ramas principales: el simpático (responsable de la activación, lucha o huida) y el parasimpático (que regula la relajación, recuperación y descanso). A su vez, el parasimpático se subdivide en dos partes: una de estas es el vago dorsal (que está vinculado a respuestas de "desconexión" o colapso en situaciones extremas) y el vago ventral (que está asociado con la sensación de seguridad y la regulación de la calma).
La Escalera Polivagal
La escalera polivagal se refiere a un modelo que organiza las distintas respuestas fisiológicas y emocionales en función del nivel de activación del sistema nervioso autónomo. Se conceptualiza como una jerarquía, donde el ser humano, al enfrentarse a diversas situaciones, puede "ascender" o "descender" en la escalera según la percepción de amenaza o seguridad.
1. El Nivel de Seguridad, estado de conexión social y confianza: El Vagal Ventral
Corresponde con la parte alta de la escalera, cuando nos sentimos seguras y tranquilas, nuestro sistema nervioso está dominado por el nervio vago ventral. Este estado está caracterizado por una activación del sistema parasimpático que nos permite relajarnos, conectar con las demás y funcionar de manera eficiente en entornos sociales. En este nivel, el corazón late de manera tranquila, la respiración es regular y la capacidad de establecer relaciones sociales y de comunicarnos de manera empática es óptima. Nos sentimos en calma y experimentamos bienestar.
2. El Nivel de Activación, estado de movilización, lucha o huida: El Sistema Simpático
Cuando percibimos una amenaza, aunque no sea física, el sistema nervioso entra en un estado de alerta. En este estado, el cuerpo se prepara para enfrentar o escapar de una amenaza. A nivel fisiológico, esto implica un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la energía disponible para el cuerpo. Estamos hipervigilantes, en alerta.
3. El Nivel de Colapso, estado de inmovilización y desconexión: El Vago Dorsal
En el escalón más bajo de la escalera, sentimos que no hay escape o posible control sobre una situación, el sistema nervioso se activa a través del vago dorsal. Este nivel está relacionado con un estado de congelación o disociación. Es una respuesta a la percepción de una amenaza extrema donde el organismo siente que no puede luchar ni huir. Esta respuesta puede llevar a la persona a sentirse inmovilizada, desconectada emocionalmente o incluso a experimentar síntomas de disociación. En este estado tendemos a la pasividad, evitación e inmovilización.
La Importancia de la Comprensión de la Escalera Polivagal
La teoría polivagal, a través de la metáfora de la escalera, nos permite comprender cómo los cambios en el sistema nervioso pueden influir en nuestro bienestar emocional, en nuestra capacidad para enfrentar el estrés y las interacciones sociales. A través de tomar consciencia de ello, podemos trabajar para activar el vago ventral y promover estados de seguridad, calma y conexión.
También es importante que sepamos que si pasamos temporadas medianamente largas de estrés mantenido, es decir, con nuestro sistema simpático activado y estamos hipervigilantes, se puede producir un desequilibrio:
-
Impacto en la salud física: La activación prolongada del sistema simpático puede contribuir al aumento de la presión arterial, el ritmo cardíaco acelerado y otros problemas cardiovasculares. También puede debilitar el sistema inmunológico, ya que el cuerpo está constantemente en modo de supervivencia, lo que afecta la capacidad para defenderse de enfermedades.
-
Fatiga y agotamiento: Si el cuerpo está constantemente en estado de alerta, eventualmente puede llevar a un agotamiento físico y emocional, lo que puede desencadenar una sensación de estar "quemado" o de no tener energía.
-
Desregulación emocional y ansiedad: El mantener este estado de alerta prolongado también puede hacer que experimentes más ansiedad, estrés crónico e incluso trastornos emocionales, ya que el cuerpo está constantemente en modo de defensa. El sistema nervioso puede volverse hipersensible, lo que hace que las respuestas emocionales sean más intensas.
-
Dificultades en la conexión social: La teoría polivagal también subraya cómo la activación del sistema simpático puede dificultar la conexión social. El nervio vago tiene un papel clave en nuestra capacidad para relajarnos, estar en un estado de calma y generar relaciones saludables. Si estás constantemente en alerta, es probable que tengas dificultades para sentirte relajado o seguro en situaciones sociales, lo que puede llevar al aislamiento.
La clave está en encontrar formas de restablecer el equilibrio, favoreciendo la activación del sistema parasimpático, responsable de la relajación y la calma. Técnicas como la respiración profunda, la meditación, el yoga y otras prácticas que promuevan la relajación pueden ayudar a disminuir la activación simpática y a activar el nervio vago para restaurar el equilibrio emocional y físico.
Nuestro estado actual, lo explica nuestra historia
Según la teoría polivagal, nuestro estado actual está profundamente influenciado por nuestra historia personal y las experiencias previas, especialmente las experiencias de estrés, trauma o seguridad. El sistema nervioso no responde únicamente a lo que ocurre en el presente, sino que también se ve influenciado por las respuestas que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida, en relación con el entorno social, físico y emocional en el que hemos crecido.
La teoría polivagal explica que la forma en que nuestro sistema nervioso responde al estrés o la seguridad no solo tiene que ver con el momento presente, sino con patrones establecidos por experiencias anteriores. Por ejemplo:
-
Experiencias de seguridad o peligro: Si en tu vida temprana (o en etapas clave de tu desarrollo) estuviste expuesto a entornos que te generaban miedo, inseguridad o estrés crónico, tu sistema nervioso podría haber aprendido a responder de manera constante con activación simpática (lucha o huida) o con un estado de congelación, en el que se apagan ciertas funciones del cuerpo. Esto puede llevarte a tener respuestas más intensas a situaciones cotidianas que, en otros contextos, podrían no generar tanta activación.
-
Modelos de interacción social: La forma en que interactuamos con los demás también juega un papel crucial. Si creciste en un entorno donde las relaciones fueron estresantes o disfuncionales, esto puede influir en cómo tu sistema nervioso se activa o se calma en situaciones sociales. Por ejemplo, si experimentaste abuso, negligencia, o acoso escolar, tu cuerpo puede estar más predispuesto a un estado de alerta constante, lo que impacta la forma en que te relacionas con los demás.
-
Memoria somática: Las experiencias traumáticas o estresantes quedan grabadas en el cuerpo. Aunque no siempre somos conscientes de estas experiencias, el cuerpo las recuerda a través de respuestas automáticas, como tensiones musculares, ritmos cardíacos acelerados o dificultades para relajarnos. La teoría polivagal sugiere que estos recuerdos somáticos (o "memorias del cuerpo") son fundamentales para entender nuestro estado nervioso actual.
-
Ciclos de regulación o desregulación: La historia de nuestras experiencias también puede haber creado patrones de regulación o desregulación del sistema nervioso. Si tuviste apoyo y figuras que promovieran la seguridad, es más probable que tu sistema nervioso haya aprendido a regularse con mayor facilidad. Pero si experimentaste trauma o abandono, es posible que tu cuerpo haya aprendido a estar más alerta o en modo de supervivencia de forma más frecuente.
La clave aquí es que la teoría polivagal nos ayuda a entender cómo los patrones de respuesta de nuestro sistema nervioso se desarrollan en función de las experiencias previas. Esto nos da un marco para comprender por qué podemos sentirnos de cierta manera o reaccionar ante ciertas situaciones, incluso si no entendemos completamente la raíz de esas respuestas.
Lo interesante es que, al entender estos patrones, podemos trabajar para restablecer un equilibrio más saludable en nuestro sistema nervioso, abordando esas memorias somáticas a través de prácticas que favorezcan la seguridad, la calma y la conexión social positiva.
Añadir comentario
Comentarios