En el artículo anterior hablamos de cómo nuestra mente puede entrar en bucle con pensamientos rumiativos o preocupaciones. También comentamos la importancia de tomar conciencia de los pensamientos que nos generan malestar, para no alimentarlos. A continuación profundizaremos sobre algunas opciones que nos podrían ser de utilidad para gestionar este tipo de pensamientos ¿Te apetece? Pues sigue leyendo.
¿Qué hacer con los pensamientos rumiativos o preocupaciones?
Uno de los primeros pasos es tomar conciencia del tipo de pensamientos que estamos teniendo. Es importante, especialmente en aquellos momentos en los que empezamos a sentirnos emocionalmente mal. Esto nos va a permitir distinguir entre aquellos pensamientos a los que les tengo que prestar atención o hacer algo al respecto, frente a los no me hacen bien y lo mejor sería no alimentarlos.
Antes de continuar con la explicación, tenemos que tener claro que una de las funciones principales de nuestra mente es pensar. Y es normal que tengamos todo tipo de pensamientos, es más, la mayoría de las veces aparecen de manera espontánea. Algunos de los pensamientos que tenemos nos son muy útiles y otros, sin embargo, nos hacen daño. Por lo tanto, si aprendemos a identificarlos, podremos decidir cuáles atender y cultivar, y cuáles dejar ir. ¡Vamos a ello!
¿A qué pensamientos prestar atención?
A continuación, vamos a ver tres claves que nos pueden servir para identificar los pensamientos en los que poner energía:
- Primero, me puedo preguntar: ¿Este pensamiento me resulta útil o no me sirve para nada? Es decir, ¿Me ayuda a conseguir mis objetivos o me aleja de ellos?
- Segundo, detectar qué efecto genera en mí: ¿Me genera bienestar o por el contrario me hace sentir mal y afecta a mi autoestima?
- Y por último, puedo ver si el pensamiento está recordándome algo de lo que me tenga que responsabilizar o si, por el contrario, me está sirviendo de excusa para no ponerme en acción.
En los casos en los que tras hacerme las tres preguntas anteriores concluya que el pensamiento que estoy teniendo no me sirve para nada, me genera malestar y, además, no hay nada al respecto que tenga que hacer, la estrategia a seguir será dejarlo ir, frente a entrar en «lucha» con él.
Con los pensamientos que no me sirven y me generan malestar, no lucho contra ellos, ya que cuando lucho contra algo, le estoy poniendo más atención y energía, y eso no nos interesa.
Lo que sí puedo hacer con los pensamientos que he identificado que no me ayudan, es etiquetarlos como «no válidos» y, a continuación, hacer una respiración profunda y sentir cómo se van en la exhalación.
A partir de ahí, volvemos a centrarnos en las cosas importantes que tengamos que hacer en ese momento. Y cada vez que el pensamiento vuelva a aparecer, le vuelvo a dejar ir y a centrar mi atención en otra cosa, sabiendo que es solo un pensamiento, y no la realidad.
